Un día como hoy el presidente estadounidense, Jonhson arremete contra los constitucionalistas

ContigoNews 28 abril, 2018

Un día como hoy, el presidente estadounidense, Lyndon B. Jonhson, decidió el 28 de abril de 1965 tomar medidas ante los eventos de los constitucionalistas. Un grupo de oficiales jóvenes que se propusieron restaurar el gobierno constitucional del destituido presidente Juan Bosch, primer gobierno  elegido democráticamente en las urnas tras el ajusticiamiento del dictador Rafael Leonidas Trujillo.

Por otro lado, la corrupción administrativa motivó al grupo bajo la coordinación del brillante oficial Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, a envolverse en actividades conspirativas en los cuarteles con el fin de atender el clamor popular que exigía la constitución del 63 sin elecciones, así hicieron sucumbir al triunvirato.

Después del derrocamiento del profesor Juan Bosch en 1963, por una fracción de las Fuerzas Armadas lidereada por Elías Wessin y Wessin, tras la promulgación de la constitución de ese año que establecía, entre otras cosas, la libertad religiosa y de expresión, la libertad política, el derecho a la vivienda, la igualdad ente hijos naturales y los nacidos bajo el matrimonio, así como el retorno de los disidentes y exiliados políticos durante el régimen trujillista.

Prohibía, además, los monopolios, la apropiación de latifundios, y otros tantos proyectos innovadores que provocaron que diversos sectores acusaran al profesor Juan Bosch y a su gobierno de comunistas. Para entonces, el país estaba gobernado por el triunvirato dirigido por el Dr. Reid Cabral.

Johnson expresó su determinada decisión, durante un discurso televisado, donde también comparó al movimiento cívico-militar con la Cuba de Fidel Castro diciendo: “Los Estados Unidos de Norteamérica no puede permitir, ni va a permitir, el establecimiento de gobiernos comunistas en el hemisferio occidental”.

El comunismo es un movimiento político que promueve la formación de una sociedad sin clases sociales, donde los medios de producción sean de propiedad común. En su fin último, el comunismo busca la abolición del Estado: si no existe la propiedad privada de los medios de producción, no existe la explotación. Por lo tanto, la organization estatal no sería necesaria.

Hay quienes consideran que la sociedad sin clases es imposible (siempre algún grupo ostentará poder; en el caso del comunismo, serían los burócratas). Por otra parte, muchos creen que el capitalismo y su afán de ganancia es el único sistema que promueve el desarrollo económico.

Las tropas invadieron territorio dominicano, cercaron la zona controlada mayoritariamente por los constitucionalistas en Ciudad Nueva, Santo Domingo.

La complicidad de organismos internacionales, como la Organización de Estados Americanos (OEA), sirvió de instrumento para consolidar la intervención de la primera potencia mundial.

La idea de la OEA de crear La Fuerza Interamericana de Paz fue el blanco perfecto en su objetivo, en conjunto con dictaduras y gobiernos afines a los intereses estadounidenses.

La estructura de ese organismo estaba formada por dictadores como Castelo Branco, quien encabezó el envío de 1,250 soldados a República Dominicana, en representación de Brasil, mientras Oswaldo López Orellano, de Honduras, envió 250 soldados; René Schick Gutiérrez, presidente títere de la dinastía Somoza, en Nicaragua, mandó 174 efectivos de su ejército, y, por último, Francisco Orlich, de Costa Rica, autorizó enviar a 20 agentes de policía. De esta manera diplomática y cínica se consumaba la segunda intervención estadounidense.

Francisco Alberto Caamaño Deñó se había convertido en el líder indiscutible de la Revolución de Abril, habiendo sido nombrado Presidente Constitucional por el Congreso Nacional, por instrucciones de Bosch, desde su exilio en Puerto Rico.

Luego de que Wessin y Wessin fuera derrotado en el puente Duarte, por su fuerte convicción de que al país dominicano no le convenía un régimen socialista, el coronel Pedro Bartolomé Benoit fue el responsable de solicitar la “ayuda” de los estadounidenses para sofocar la revuelta y quien resultó sofocado fue el.

Luego de la invasión, y ante el descrédito popular de Benoit, el general Antonio Imbert Barrera ascendió al poder con la influencia estadounidense a quien obedecía su agenda y se colocaba al otro lado de los constitucionalistas, acrecentado la matanza de dominicanos por las tropas americanas.

El coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, Juan Miguel Román, Euclides Morillo, Illio Capocci, José Domínguez y Ramón Távarez, cayeron abatidos por fuerzas invasoras cuando se disponían a ejecutar la “Operación Lazo”, que consistía en la toma del Palacio.

Aquella guerra que tantas muertes produjo terminaría con la firma del Acta Institucional auspiciada por la OEA, entre Imbert Barrera y Francisco Alberto Caamaño Deñó, para alcanzar la paz, tomando juramento el 3 de septiembre como nuevo Presidente interino, Héctor García Godoy.

Imbert Barrera no quiso firmar la carta porque su propósito era llegar a la presidencia de la Republica la cual fue dada a Héctor García Godoy.

Ante estos acontecimientos, las palabras de Caamaño aún retumban en la conciencia dominicana: “No vencimos, pero tampoco ellos pudieron vencernos”.

 

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