Origen de los embutidos (salamis, chorizos, morcillas)

Por Ana Maria Toribio /ContigoNews.com

La necesidad de prolongar la vida de los alimentos explica el origen de los embutidos. Desde la Prehistoria, el hombre cortaba la carne en tiras finas y las secaba al sol. Con el descubrimiento del fuego y el uso de la sal las posibilidades de conservación aumentaron. La carne y sus derivados se podían ahumar, cocer y preservar durante mucho más tiempo. Hace miles de años se pusieron las bases para una industria, la de los embutidos, que no ha parado de crecer y alegrar los paladares de los consumidores hasta nuestros días.

La historia de los embutidos es casi tan antigua como la del hombre. En la época de las cavernas, los cazadores comían la carne que podían consumir de manera inmediata. El resto, con el paso de los días, se estropeaba y la tenían que desechar. Pronto surgió la necesidad de buscar una forma de conservar la carne que no daban abasto a comer o que necesitaban guardar para épocas de escasez. Así que la cortaban en tiras y la secaban al sol. Los historiadores también apuntan a que extraían la carne, la pulverizaban y la mezclaban con grasa. Esto ocurrió en la Edad de Piedra, el Paleolítico, cuando nacieron los primeros utensilios para cortar la carne.

El descubrimiento del fuego fue un gran avance en la historia de la Humanidad, también en la conservación de los alimentos, ya que podían someter la carne a procesos de ahumado y de cocción. Pero más revolucionaria fue la utilización de la sal (año 2670 antes de Cristo), un producto ligado a la elaboración de los embutidos. La sal es un conservante de primer orden por actuar como inhibidor de las bacterias. Una gran ayuda teniendo en cuenta que los frigoríficos tardarían muchísimos siglos en hacer ‘su aparición’.

En el Antiguo Egipto preparaban las carnes en salazón y las almacenaban para conservarlas en buen estado durante más tiempo. Pero todavía no se podía hablar de elaboración de embutidos propiamente dicha.

No se sabe exactamente cuándo se comenzaron a producir los primeros, pero en obras literarias de la Grecia Clásica se hace referencia al jamón, el tocino y otras chacinas. En ‘La Odisea’, de Homero, se habla de una tripa rellena de sangre y grasa asada al fuego que nos recuerda a nuestra actual morcilla. Con posterioridad, En la comedia ‘Los Caballeros’, de Aristófanes, se hace mención a los embutidos y al adobado de pieles.

Los romanos también preparaban salchichas y un embutido parecido a la morcilla, y lo hacían con fines rituales para consumirlos en fiestas relacionadas con la fertilidad.

Durante la Edad Media, la elaboración de embutidos tuvo un gran auge. Las familias cebaban a los cerdos y, con la llegada de los primeros fríos, organizaban las matanzas. Los cerdos se solían criar y se sacrificaban en las zonas rurales. Los cuartos traseros se reservaban para jamones, que se curaban en salazón para su posterior consumo, mientras que el resto de la carne se dedicaba a la elaboración de embutidos.

En la producción de embutidos la introducción del pimiento, que llegó con el Descubrimiento de América, el Renacimiento, marca un antes y un después en en los condimentos de los embutidos. El pimentón, además de su aroma y sabor, su poder antioxidante contribuye a alargar la vida comercial de la carne procesada.

Con la Revolución industrial llega otra revolución para la industria cárnica, que puede aprovecharse de los avances tecnológicos que surgen a finales del siglo XVIII y primeros del XIX y aplicarlos en la elaboración de los embutidos. Gracias a estos ingenios mecánicos, los elaboradores pueden hacer más cantidad de embutidos y más rápido.

Arranca entonces una carrera imparable que no ha cesado hasta nuestros días y que, en el caso de embutidos el hórreo, permite conjugar las mejoras tecnológicas con la tradición en las elaboraciones sin perder un ápice de calidad.

Con la revolución de los embutidos surgieron muchas empresas de esta índole, en la que se destaca Cibao Meat Products, con una larga lista de productos para satisfacer los paladares más exigentes.

Cibao Meat Product fue fundado por Siegfried Vieluf, un dominicano de raíces alemanas que creó la empresa en 1969 en la calle Amsterdam de Manhattan. En 1994 se mudaron a la calle St. Ann’s del sur de El Bronx.

Lutzi Vieluf presidenta actual de la fabrica, ha puesto a la disposición de los consumidores el Salami del Pueblo, reestructurado el Salami Checo. El primer embutido fue Salami Campesino y hace 30 años introdujeron las marcas Induveca y Sosua. En 1999 llevaron al mercado Jamonada Pedro (cerdo) y en el 2009 introdujeron Don Filo (pollo y pavo) en honor al fundador y con “poderes afrodisiacos”.

En el 2014 esta empresa llegò a tener 65 empleados y un sistema de producción que los obligó a buscar un local màs amplio para la continuaciòn de su producciòn.

Los embutidos de Cibao Meat Products han conquistado la cocina de la comunidad latina del área metropolitana de Nueva York y también han penetrado el mercado anglosajón. “Somos creativos e innovadores”, expresò Julio Gaspar Isidor actual gerente general de la compañia.

De acuerdo con Cibao Meat Products, la prioridad de la empresa ha sido siempre asegurar  la calidad del producto, el buen servicio, mantener la empresa como líder en el mercado y retribuir a la comunidad que los ha apoyado, como es la celebraciòn de los Reyes Magos, El aporte a la liga de Softball, otorgamientos de premios, entre otras contribuciones.

La línea también cuenta con productos como Arenquelami, un embutido de carne de cerdo, ternera y arenque ahumado, además de Salami de Pollo, Jamonada de Pavo y la tradicional longaniza casera, basada en una vieja receta de Don Filo. Recientemente ha reformulado el Campesino Salami Especial, que ahora viene sin gluten.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

https://embutidossaludables.com/la-historia-de-los-embutidos/

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