Mil gracias a tì que me ha dado tanto

Por Ana Maria Toribio
Gracias, gracias, gracias y mil gracias en este Día de Acción de Gracias, a ti que me ha dado tanto.
Gracias es una palabra que encierra gratitud, agradecimiento que es una actitud o sentimiento de reconocer algún beneficio recibido o por recibir, una virtud de todo ser vivo en sus diferentes manifestaciones.
Hoy Día de acción de gracias es propicio agradecer a Dios o cual quiera que sea tu creencia con esta simple palabra fácil de pronunciar y de pocas letras. Al pronunciar la palabra GRACIAS ocurre algo mágico, todas las puertas se te abren, la gente es más amable contigo, te miran diferente y sienten que eres un ser valioso, aunque no te lo expresen.
Hoy doy gracias a esos seres de luz que me acompañan en esta existencia, porque ellos hacen que mi vida sea más fácil, que las circunstancias que me han tocado vivir sean más livianas, con ellos yo he podido levantarme de tragedias, emociones que me dejan sin aliento, sufrimientos que creía insuperables. También, me han dirigido hacia mi misión en esta vida lo que me ha facilitado la labor que vine hacer aquí; me han dado regalos de felicidad transformados en personas agradables, queridas y apreciadas por mí, que me han hecho muy feliz, como lo han sido mi familia cercana: mis adorados hijos, mi madre, mi hermana y mi perrita Snow (dijo adiós el 11/15/2021), que aunque no era un ser humano, era más que eso por su fidelidad, su amor incondicional, su protección y cuidados, cualidades que siempre llevare en mi corazón con su recuerdo, igual que llevo a mi avecilla Lolo el cual me dejò una gran enseñanza.
Gracias a la naturaleza por darme paz y sabiduría, porque cuando estoy dentro del ambiente de los bosques, escuchando el canto de los pájaros, el sonido del agua del rio y el sonido que causan las hojas al caer por el soplo del viento, siento la transformación de mi ser, mi alma experimenta una alegría inexplicable, es una entrega total a lo desconocido, pero lindo.
Gracias a esas energías invisibles que me rodean y no me dejan sola ni un momento, a esos seres de luz que me arrullan y me cantan en momentos de angustia y dolor, hablo, entre muchos de esos seres mágicos y misteriosos de buena vibración, de mi ángel de la guarda cuya única misión es ayudarme por orden del poder divino que nos rige en cada existencia. Debo decirles, que la única misión que tiene cada ángel guardián de cada uno de nosotros es complacernos en lo que nosotros les pidamos, de otra manera no intervendrán, solo en caso de vida o muerte si aún no nos ha llegado el momento de partir. Por tanto, tenemos que usar a nuestro ángel de la guarda, para ayudarlo a cumplir su misión con nosotros, a la vez que nos complaceremos mutuamente. Yo, particularmente amo a mi ángel de la guarda y él lo sabe porque estoy consciente de que estamos siempre juntos.
Doy gracias por el aprecio que he recibido de mis amigos de largo tiempo, de los menos y de los espontáneos, pero siempre he recibido con mucho agradecimiento, sus afectos, consejos y hasta sus reproches. Gracias por existir y estar en mi vida.
Pero, además, doy gracias por el amor que he podido dar, por tener la capacidad, el amor, la paciencia y la entrega de tratar con todas estas cualidades que me ha otorgado mi Dios para entregarme de corazón al cuidado de personas muy especiales en mi vida. Gracias le doy a Dios por haber conseguido un empleo en el Centro de Educación con niños especiales. Cuando me entrego genuinamente siento su aceptación genuina también. Tengo tanto porque dar gracias, pero aquí lo dejamos para no hacer más largo este artículo.
Me despido diciéndote gracias a ti, que aún no conozco, que aún no te has cruzado en mi camino, pero pasará; gracias a ese beso, a ese abrazo, a esa palabra de aliento, gracias por tu mirada, por tu complicidad, tu sinceridad, gracias al pasado que me enseño lecciones, al futuro que vendrá y gracias a mi presente, al aquí y ahora que me hace ser lo que soy ahora mismo. Feliz Día de Acción de Gracias.